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DECRETO DE PROMULGACION DEL NUEVO PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

DE LA DIOCESIS DE HUEJUTLA, HGO.

 

      Toda institución humana corre el riesgo de envejecer y anquilosarse. La Iglesia, ciertamente es humana y no está exenta de quedar atrapada en el tiempo y volverse anticuada. Pero en la Iglesia actúa el Espíritu Santo que renueva incesantemente la faz de la tierra; El Evangelio es siempre antiguo y siempre nuevo; Jesucristo sigue siendo la respuesta de los desafíos de nuestro tiempo. Ante los cambios profundos y acelerados que se dan en nuestra época, hemos de confiar en la actualidad perenne de nuestra fe.

 

      Confiando en el auxilio divino y en la intercesión maternal de Santa María de Guadalupe, por estas letras PROMULGO EL PRESENTE PLAN DIOCESANO DE PASTORAL con una vigencia de 3 años a partir de esta fecha. Al ponerlo en manos de los sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y de todo agente de pastoral les pido que hagamos de él  un punto de referencia y una pauta de acción en toda nuestra acción pastoral en esta Diócesis de Huejutla.

 

      Manos a la obra, confiando en el Señor, en la oración y en la buena voluntad de todos nosotros y en la buena voluntad de ustedes, que Cristo Rey y la Tonanzin Guadalupe nos protejan, cuiden y bendigan. “No tengan miedo” (Mt. 10,26). En tu nombre Señor, lanzaremos nuestras redes (Lc. 5,5).

 

 

 

Salvador Rangel Mendoza

   VII Obispo de Huejutla

 

       

         Dado en la ciudad de Huejutla, Hgo. El 20 de Enero del año 2012.

PRESENTACION

 

      La Diócesis de Huejutla, atenta a la invitación  que hizo Jesús a sus discípulos y que retoma el papa Benedicto XVI y los obispos de América Latina en Aparecida, haciendo esa misma invitación a la Iglesia, quiere  remar mar adentro en el cumplimiento de su tarea de ser discípulos misioneros en el  aquí y ahora de nuestra historia. Quiere adentrarse en el mundo de sus hermanos en esta Diócesis, tan llena de riquezas, tradiciones y problemas; pero tan rica en esperanzas.

 

      Para lograrlo, se ha dado  a la tarea de poner una vez más al día su Plan de Pastoral a la luz  de Aparecida, que va a ser como "los remos" de la barca que le permitan navegar en las aguas agitadas de estos tiempos nuevos DE CAMBIO DE ÉPOCA, por los problemas que le toca vivir y dar una respuesta de fe en el servicio pastoral dentro de la MISIÓN (Permanente) CONTINENTAL. Aparecida nos ofrece en el número 226 cuatro Ejes esenciales para realizar la Misión: a) La experiencia religiosa, encuentro personal con Cristo (Kerigma). b) La vivencia comunitaria.  c) La formación bíblico-doctrinal.  d) El compeomiso misionero de toda la comunidad.

 

      Este nuevo Plan Diocesano de Pastoral se ha basado en anteriores esfuerzos y planes que ha hecho la Diócesis; no partimos de cero, deseamos continuar apoyados en las ricas experiencias pastorales que se han realizado anteriormente.

 

      Son campesinos, migrantes, jóvenes, obreros, profesionistas, mujeres, ancianos y niños, la mayor parte con rostro indígena, los hermanos que  NOS toca pastorear. Pensando preferencialmente en ellos, se enfocan las prioridades y acciones contenidas en las COMISIONES y DIMENSIONES de acuerdo al ESQUEMA OFRECIDO POR LA cONFERENCIA EPISCOPAL MEXICANA.

 

      En la Diócesis de Huejutlaa tenemos un OBJETIVO GENERAAL y CUATRO OBJETIVOS ESPECÍCOS PRIORITARIOS (La Familia, Adolescentes y Jóvenes, Pastoral Bíblica y Catequesis) con los cuales estará inspirada toda nuestra Acción Pastoral motivada por la acción del Espritu Santo y sin descuidar las demás Comisiones y Dimensiones. En este Plan DIocesano de Pastoral incluiremos los Objetivos Específicos de todas las Comisiones y Dimensiones para que sirvan de motivación y unificación de la acción pastoral en toda la DIócesis.

 

      Este documento es el instrumento  base, y toca a los agentes de pastoral, ponerlo en práctica, haciendo las necesarias adecuaciones; de tal manera que la acción pastoral, en las foranías y parroquias, responda eficazmente a los desafíos que se  presentan como Iglesia Diocesana.

 

Que Cristo Rey y Santa María de Guadalupe, sean los faros que  iluminen y los ejes que  impulsen a remar, cada vez más, “mar adentro”. Que la fuerza vivificante del Espíritu Santo, los asista en la SANTA aventura de la evangelización de nuestra Diócesis.

 

 

ESTRUCTURA DEL PLAN

 

  • Análisis de la Realidad.

  • Reflexión de Fe.

  • Objetivo.

 

I. ANALISIS DE LA REALIDAD

 

     Se partió de los datos que se recogieron en las comunidades. Se tomó en cuenta la realidad total, material, sociopolítica, educativa, cultural y religiosa. Se compartió estos datos y se analizaron, se vio cómo cada uno de estos aspectos están influyendo en la vida de los pueblos y cómo se refuerzan entre sí. De esta manera se elabora un diagnóstico que nos dice qué está pasando en nuestras comunidades, hacia dónde van.

             

II.-REFLEXION DE FE

 

      Teniendo a la vista el análisis de la realidad, se  propone descubrir cómo el Señor de la Vida está actuando en esta realidad; y al mismo tiempo, queremos expresar nuestro juicio de fe, frente a los mecanismos económicos, sociales, políticos, culturales y religiosos que, como pecado, se oponen al plan salvífico de Dios.

 

Esta mirada de fe, la ilumina y la fundamenta en la Palabra de Dios, el documento de Aparecida, el Magisterio de la Iglesia, las sanas tradiciones y experiencias de nuestra Diócesis de Huejutla.

 

En el Marco Doctrinal manifiesta la necesidad de expresar, de manera más amplia, los contenidos dogmáticos y eclesiológicos que están en la base de todo nuestro servicio evangelizador.

               

III.-OBJETIVO

 

      El tercer paso en nuestra planeación, fue determinar cuál debe ser la respuesta evangélica y eclesial que, según la voluntad de Dios, descubierta en la reflexión, está exigiendo la realidad de Huejutla. El objetivo es lo que, como Diócesis, se propone hacer  para responder a la realidad. Lo que se propone hacer se va definiendo gradualmente. Primero, se distinguen las líneas de trabajo para alcanzar el objetivo. Después, se asigna a cada una de las líneas las metas correspondientes. Deseamos trabajar, en cuanto sea posible de acuerdo a la estructura de la CEM (Conferencia Episcopal Mexicana) con COMISIONES y DIMENSIONES pastorales.

 

     Lo que sigue, es tarea de cada Foranía, de cada Parroquia, de cada una de las Comisiones y Dimensiones: la elaboración de sus planes y proyectos, con objetivos y metas claras que determinen las acciones o programas  con los que se cumplirá el Plan Diocesano. Planificadas y articuladas unas con otras, que eviten acciones espontáneas, improvisadas, deshilvanadas.

 

PRESUPUESTOS

:

 A lo largo del proceso de planificación se tuvieron en cuenta las siguientes exigencias pastorales.

:

  • El  servicio pastoral tiene como punto de partida la opción preferencial por los pobres.

  • Servir para que el pueblo sea sujeto de su propia historia.

  • La evangelización y la pastoral deben partir de la experiencia eclesial que actualmente tiene el pueblo y fundamentarse en los valores culturales o en la revalorización de los valores desgastados.

  • La pastoral es un proceso. Lo que se  realiza hoy, debe ser una exigencia y la consecuencia de lo anterior y, a su vez, constituirse en el fundamento de lo que se hará en el futuro.

  • El plan de pastoral deberá ser un instrumento eficaz para lograr una Evangelización Integral.

 

ANALISIS DE LA REALIDAD

 

INTRODUCCION

     

      El conocimiento de la realidad que viven los pueblos a los cuales nos ha tocado servir, exigirá al Presbiterio, a los Religiosos(as) y a los Laicos de la Diócesis de Huejutla, tomar conciencia de la necesidad de trabajar  con un PLAN PASTORAL y muy de la mano con toda la Iglesia universal, para responder a los retos que se están presentando. 

 

      Ante esta exigencia los agentes de pastoral nos sentimos impulsados a hacer un análisis amplio, serio y responsable de la realidad. Sin embargo, no se puede considerar exhaustivo, pues puede haber vacios involuntarios. Hay consciencia de que no se hizo con las exigencias rigurosas de la sociología, sino con la mirada de pastores.

 

      En la conciencia de que la realidad de los pueblos es siempre cambiante, se quiere estar muy pendiente de los cambios naturales y de los que son resultado de sucesos y fenómenos ajenos a nuestro control y que afecta a las comunidades, y esto para estar atentos a los servicios que demande el acompañamiento pastoral.

 

      Para esto se presenta el análisis de la realidad del anterior plan, con algunas puntualizaciones de acuerdo a esta realidad que va cambiando día con día, y  que se está agudizando.

 

ASPECTO ECONOMICO

 

SIGNOS DE MUERTE

 

      Abandono de la tierra por muchos campesinos, por no ser rentable lo que se cultiva, por el salario de miseria que se recibe y porque se le ha perdido el cariño a la Tierra. Esto ha llevado a que se agreda por medio de agroquímicos-pesticidas. Invasión de productos industrializados y transgénicos entre ellos: el maíz. Caza irracional de animales que lleva a la extinción de algunas especies. Tala de árboles sin control que como consecuencia llevan a la erosión de la tierra y a la pérdida del agua, entre ellos los manantiales y ríos; a la conversión de los bosques en potreros. Sobrecalentamiento de la tierra. Alta contaminación de ríos y de manantiales desde fuera y desde dentro de las comunidades a través de abundantes plásticos, detergentes, drenajes. Esto ha llevado que nuestras aguas no sean tan puras.

 

      Ha crecido la migración de hombres y mujeres en busca de trabajo en  todas las comunidades, pues en la región es escaso y mal pagado.. Deterioro del medio ambiente de manera creciente. Los productos del campo son mal pagados. Los programas del gobierno: PROCEDE, PROGRAMA,, 70 Y MÁS, OPORTUNIDADES que por una parte benefician, y por otra crean pereza, alcoholismo y dependencia en la gente. Engaños en los contratos de trabajo a la gente que se llevan al norte del país y en los contratos a otros Estados. Profesionistas sin trabajo y sin futuro. Falta educación para el ahorro. Perdida de identidad en los jóvenes.

 

SIGNOS DE VIDA

 

      Se continúa sembrando maíz, naranja, café y otros productos, con dificultad, por falta de ayuda al campo. Algunas comunidades han dejado de usar herbicidas. Algunas capacitaciones que ofrece el gobierno, han cubierto algunas necesidades inmediatas de la gente. Las remesas que llegan de EE.UU. han mejorado la economía familiar, la vivienda, el transporte y el servicio telefónico. Esto mismo ha dado trabajo a albañiles y transportistas, etc. Los abuelos son quienes siguen cuidando  y conservando la tierra.

 

      La gente busca apoyarse con diversos empleos: carpintería, albañilería o bandas musicales, salida a contratos, comercio. Hay fuentes de trabajo, aunque con salarios bajos. Solidaridad en los momentos difíciles. Los programas de gobierno para becas y para la tercera edad. Se construyen escuelas y carreteras. Hay conciencia de ahorro con los programas de gobierno. Las mujeres contribuyen a la economía a través de organizaciones o comités. Salida de jóvenes a trabajar, para ayudar a su familia.

 

ASPECTO POLITICO

 

SIGNOS DE MUERTE

 

      En el aspecto político, que de hecho es el que se aboca a ver más por el bien común de la gente, en sus agrupamientos sociales, se dan los signos de muerte desde diversos matices. El cambio de Jueces a Delegados, les ha restado autoridad. Los Programas gubernamentales manipulan la vida de las personas y obligan a la mujer a participar en programas de control natal. Marcada división en las comunidades, por la elección de los candidatos y sus diferencias políticas. La  ignorancia política y falta de conciencia crítica, provoca indiferencia y apatía del pueblo. Desvió de recursos e incumplimiento de promesas de campaña política. Manipulación de los medios de comunicación y despilfarro en propagandas políticas. Compra de votos. Indiferencia política, sobre todo en los jóvenes. Confusión y división por los partidos, en los cuales ya no se cree y no se tiene rumbo claro. 

 

      La Iglesia no acompaña, ni forma políticamente sino que se queda al margen. Los comités comunitarios, cuando no son bien administrados, crean conflictos. Se pierde el carácter comunitario y autónomo por intervenciones de autoridades municipales en tiempos de elecciones comunitarias. Hay catequistas que se meten mucho en cuestiones políticas. Los niños y jóvenes van creciendo con mentalidad partidista, manipulados por los adultos. División en las familias por causa de los partidos políticos. Algunos políticos se siguen aprovechando de la gente.

 

SIGNOS DE VIDA

 

      En muchos lugares se ha conservado la Asamblea Comunitaria, para la elección de sus autoridades y para la toma de decisiones; es la última arma de defensa de los pueblos indígenas y campesinos. Hay un despertar de la conciencia política y esto favorece el cuidado del voto. Algunas autoridades se preocupan del bienestar social de las comunidades. Hay participación de la mujer en  asuntos o puestos políticos. El pueblo se organiza para exigir sus servicios. Cambios pacíficos de autoridades. Mayor participación en las elecciones. Sentido de servicio de las autoridades. Conciencia del voto libre. Organización en el trabajo comunitario. No hay miedo por el cambio de partido y no hay influencia de líderes. Los jóvenes participan en comisiones, en su comunidad y en organizaciones políticas. Hay respeto entre la gente que pertenece a otro partido. Algunos Presidentes Municipales han ayudado a las comunidades a construir sus capillas drenajes y calles.

 

ASPECTO FAMILIAR

 

SIGNOS DE MUERTE

 

      Desintegración familiar manifestada cuando los abuelos asumen la responsabilidad en el cuidado de los nietos. Se da el incremento de madres solteras. Pérdida de la autoridad de los padres. Se deja la educación de los hijos a las instituciones. Alcoholismo, machismo, drogadicción, violencia, maltrato físico y otros vicios (pandillerismo). No hay formación profunda en los valores familiares. Indiferencia al matrimonio Eclesiástico. No hay convivencia familiar. La migración extrema afecta la familia. Sobreprotección de los hijos. Unión libre a temprana edad (Lo ven como algo normal). Sometimiento al uso de los anticonceptivos por programas de gobierno y de salud. Aborto. Falta de respeto de los hijos a los padres. Infidelidad matrimonial y poligamia. Deficiente educación sexual. Incesto, promiscuidad, libertinaje sexual, enfermedades venéreas, sida, incremento del divorcio. La TV suple el papel de educadora de las familias.

 

SIGNOS DE VIDA:

 

      No obstante los signos de muerte que se han indicado, existen familias que son luz para otras, por los signos que expresan verdadera vida. Solidaridad entre familias (en fiestas, trabajos, enfermedades, etc.). Fidelidad en el matrimonio y reconciliación en algunas parejas separadas. Conservación de los valores familiares, morales y cristianos, como la oración en familia. Los padres apoyan a sus hijas que son madres solteras. Hay familias bien integradas en donde se viven los valores cristianos y la buena convivencia. Existe respeto entre padres e hijos. Amor y respeto a la vida. Hay hijos responsables a pesar de la mala educación en la familia. Los y las jóvenes viven con sus papás. Hay algunos medios de comunicación social que ayudan a la formación familiar. Corresponsabilidad en la educación de los hijos. Hay proyectos gubernamentales que ayudan a la familia. Familias que retornan a la fe católica.

 

ASPECTO SOCIAL

 

SIGNOS DE MUERTE

 

      Falta de servicios básicos. Influencia negativa de la TV. Individualismo, desobediencia a las autoridades. Aumento de sectas. Los jóvenes pierden el amor a su tierra, a la lengua y a sus costumbres; hacen suyas, modas de fuera. Videojuegos, plaga de celulares, el internet a través del “chat” que absorben el tiempo y provocan individualismo. Aumento de enfermedades: sida diabetes, presión alta, gastritis, estrés, etc. Desinterés en el trabajo  de artesanías. Clínicas sin medicamentos necesarios y grandes propagandas de anticonceptivos. Delincuencia y adicciones. El machismo, las sectas, el alcoholismo. Control natal en las clínicas, con engaños. Pérdida de valores culturales. Discriminación indígena. La migración sigue creciendo, se pierde la identidad. Surgen amenazas como el pandillerismo, los robos, narcotráfico y la violencia. Desorientación juvenil.

 

SIGNOS DE VIDA

 

      La faena en los pueblos indígenas y mestizos, lleva a fortalecer la vida con sentido comunitario. Fiestas patronales, los usos y costumbres, promueven la comunidad y la convivencia. Solidaridad entre vecinos, en especial en momentos difíciles. En zonas rurales se conserva una buena alimentación por sembrar productos naturales. Lucha por conservar los valores comunitarios. Cada vez hay más participación de la mujer en la vida social. Hay más conciencia de los derechos humanos.

 

ASPECTO EDUCATIVO

 

SIGNOS DE MUERTE

 

      Profesores con vicios de alcoholismo y tabaquismo. Infiltración de drogas en escuelas secundarias y colegios. Se valora más a los niños que a las niñas. Pereza intelectual. Mal ejemplo de profesores. Embarazos en adolescentes. Desinterés de los padres para que sus hijos estudien. Educación al servicio del sistema. Favoritismo de maestros hacia algunos alumnos. Estudios de secundaria y de bachillerato, inconclusos, por falta de recursos económicos y migración. Planteles deficientes. No todos los profesores trabajan por vocación, sino por necesidad. Elección de carreras fáciles y técnicas que generen dinero pronto. Faltan más escuelas de nivel bachillerato. Improvisación de maestros en zonas rurales. Muchos jóvenes estudian y trabajan.

 

SIGNOS DE VIDA

 

      Mayores posibilidades para que los alumnos se superen. Los padres de familia colaboran bien con los profesores. Los colegios Manríquez y Zarate y la Universidad Vasco de Quiroga, continúan dando su aporte por la calidad de la educación. Aumentan las oportunidades de estudios universitarios. Recuperación  del idioma náhuatl. Profesores que colaboran en la pastoral parroquial. Las becas, transportes y alimentos han beneficiado a algunas comunidades. Se educa en valores en la familia. En las escuelas hay enciclopedias.

 

      La Iglesia se interesa en la educación y contribuye a ella en la comunidad. Profesores amables. Hay profesores capacitados y responsables. Hay alumnos responsables. Hay menos  analfabetismo. Hay centros de estudios profesionales. Hay escuelas de catequesis.  Aumenta el número de graduados. Los adultos estudian para enfrentar mejor la vida. Piden misas en las clausuras de cursos casi en toda la Diócesis.

 

ASPECTO IDEOLOGICO

 

SIGNOS DE MUERTE

 

      La emigración ha traído deterioro de las costumbres y tradiciones. Hay mucho consumismo y erotismo en el ambiente. Pérdida de la dignidad de la mujer, pues se convierte en objeto de comercio. Las nuevas generaciones no valoran el espíritu de sacrificio, se rigen por la ley del menor esfuerzo. La emigración ha causado discriminación. No hay credibilidad en la medicina tradicional. Los medios de comunicación y el consumismo imponen a la juventud modas, música, tatuajes, aretes, etc.  Se da el machismo y el mal ejemplo en la familia. Alcoholismo, sectas. Planificación familiar. Los medios de comunicación enajenan y están a favor del consumismo. El materialismo y el poder económico atentan contra los valores religiosos y familiares. Programas de gobierno que causan inconformidad. Aumento de violencia. Los hijos malgastan el dinero. Vale más el que tiene más. Películas nocivas. Emigran para construir su casa, pero siguen en la miseria. Algunos emigrantes, al regresar, chocan con la comunidad. Falta de sentido común.

 

SIGNOS DE VIDA:

 

      Las mujeres están jugando un papel muy importante en su aporte y servicio a la comunidad y a la Iglesia. Despierta la mujer y se auto valora. Se inculca el amor al trabajo, por parte de los padres a los hijos. La formación no formal crea valores y principios familiares. Valoración de la persona. Respeto a la libre expresión. Se transmite la ideología de los padres a hijos. Ambiente de igualdad en la familia. Se viven los valores familiares. Lucha por la igualdad entre el hombre y la mujer. Ideas de progreso y superación, de ir hacia adelante. Amor al trabajo. Lucha por la tierra. Los jóvenes toman ideas de la cultura moderna, sin perder la propia. Se da valor comunitario a las fiestas. Todavía hay virtudes, valores y principios entre la gente. Valoración de la persona.

 

ASPECTO CULTURAL

 

SIGNOS DE MUERTE

 

     Intento de legalización del aborto y leyes nuevas que aceptan el matrimonio entre homosexuales. Variada propaganda de anticonceptivos. Pérdida de identidad cultural. Las celebraciones de fiestas patronales y Semana Santa pierden su sentido religioso y comunitario y se convierten en simples ferias comerciales o folklore. Las sectas se muestran contrarias a cualquier expresión de los valores culturales de la comunidad. Hay grafiteros por doquier. La gente usa amuletos. Ya no se trabajan las artesanías. Los jóvenes son utilizados por los medios de comunicación para modas y costumbres nuevas. Mentalidad consumista, de ganancia, en lugar de compartir y de servir.

 

SIGNOS DE VIDA

 

      A pesar de todo se conserva y se ama la cultura: la lengua, la danza, la música, el vestido, los ritos y las costumbres como el Xantolo, el levantamiento de la cruz, el maltiacunetzi y los valores de la cultura. Se da la ayuda comunitaria. En radio Huayacocotla se fomenta y defiende la cultura

de los pueblos indígenas. Acompañamiento en el dolor ajeno. Apoyo y respeto a las autoridades. Apoyo a la comisión de pastoral indígena. No entran sectas a comunidades unidas. Inculturación de la liturgia. Las comunidades indígenas son esperanza en los valores y costumbres. Los jóvenes aún valoran su cultura.

 

ASPECTO RELIGIOSO

 

SIGNOS DE MUERTE

 

      La evangelización integral es sustituida por el sacramentalismo en muchas parroquias. Falta una formación integral en los laicos. Continuamos en la formación con métodos antiguos. Hay resentimientos con algunos agentes de pastoral. Existe mucha piedad sin compromiso. Los sacramentos se han convertido en actos sociales. Existen lugares donde no se aceptan los laicos (impera el clericalismo). Desorganización en el trabajo pastoral. Sigue pendiente un proyecto de pastoral familiar más efectivo. El mal testimonio, como agentes de pastoral afecta negativamente a nuestros fieles. Padecemos vicios (alcoholismo, mujeres, dinero). Apatía de los hombres para participar en los servicios de la Iglesia. Propagación del culto a la muerte.

Debilitamiento en la transmisión de valores cristianos. Las sectas dividen y siguen ganando terreno. Hay mucha ignorancia religiosa. Atención pastoral deficiente. Incoherencia entre fe y vida. Caciquismo en algunos agentes. Nuestra educación de la fe, es más de dogmas, que de vida. No hemos inculturado el Evangelio, ni hay compromiso sociopolítico de los cristianos. Algunos presbíteros, religiosos, religiosas y laicos no se integran en el trabajo pastoral. Viven en un “comodismo light”. Faltan agentes comprometidos. Resistencia a la preparación para la vivencia de los sacramentos. Misas particulares. Liturgia sin vida. Falta integrar más a los laicos

 

SIGNOS DE VIDA

 

      Hay vivencia y respeto a la piedad popular (xantolo, procesiones, bendiciones). Se valora a los catequistas y son bien aceptados. Continúa la formación y organización por mayordomías. Hay mayor conciencia, en cuanto a la tarea evangelizadora, como prioridad. Esperanza en la propuesta de Aparecida que nos invita a ser discípulos-misioneros de Cristo. Familias formadoras de nuevas generaciones con esp[iritu cristiano. Aun se siente y se vive la presencia de Dios en la vida de la comunidad. Trabajo entregado de agentes en la pastoral. Muy buena participación en las fiestas patronales y fiestas del pueblo. Buena devoción al Santo Rosario. Respeto a los lugares sagrados. Buena asistencia y participación en las Eucaristías. Gran devoción a la Virgen de Guadalupe y a “Totata Jesús”, como grandes evangelizadores. Hay gente piadosa que atiende  con gusto a la Palabra de Dios. Celebración de los sacramentos y platicas pre sacramentales. Formación de coros.

 

DIAGNOSTICO

 

VEMOS CON DOLOR QUE LOS PUEBLOS DE NUESTRA  DIÓCESIS DE HUEJUTLA PADECEN CONDICIONES DE MUERTE, QUE SE MANIFIESTAN EN: POBREZA CRECIENTE, MIGRACION DESMEDIDA, PÉRDIDA DE VALORES FAMILIARES, SOCIALES Y CULTURALES; SIN EMBARGO, EN ESOS MISMOS PUEBLOS, NO DEJA DE BROTAR LA VIDA, Y SE PERCIBE, EN LA REVALORACION DE SU CULTURA, EN LA VIVENCIA DE SU FE, EN EL DESPERTAR DE SU CONCIENCIA POLÍTICA, EN LA CRECIENTE PARTICIPACION DE LA MUJER EN LA VIDA SOCIAL Y EN LA FUERZA RENOVADORA DE SUS JÓVENES.

 

ESTO NOS LLENA DE ÁNIMO Y DE FUNDADA ESPERANZA, PUES CREEMOS QUE, CULTIVANDO Y HACIENDO CRECER ADECUADAMENTE LA VIDA QUE SE MANIFIESTA EN ESTOS SIGNOS, EL PUEBLO PODRÁ LLEGAR A SER DUEÑO DE SU HISTORIA Y RESPONDERA AL PROYECTO DIVINO

OBJETIVO GENERAL DIOCESANO

 

PROMOVER E IMPULSAR PROCESOS DE EVANGELIZACION INTEGRAL QUE NOS LLEVEN A UN ENCUENTRO CON CRISTO EN LA VIVENCIA DE LA CARIDAD SIENDO DISCIPULOS-MISIONEROS PARA HACER PRESENTE EL REINO DE DIOS.

 

COMISION DE PASTORAL PROFETICA

 

Objetivo:

 

PROMOVER Y ORIENTAR EN NUESTRA DIOCESIS EL PROCESO DE EVANGELIZACION QUE  PONGA EN CONTACTO CON JESUCRISTO VIVO, PARTIENDO DE LA INICIACION CRISTIANA Y CONTINUANDO DURANTE LA VIDA CON LA CATEQUESIS PERMANENTE PARA FORMAR VERDADEROS DISCIPULOS Y MISIONEROS CAPACES DE VIVIR EN COMUNIDAD, TRANSFORMAR LA REALIDAD PRESENTE Y GENERAR UNA CULTURA CON LOS VALORES DEL REINO.

 

DIMENSIÓN DE EVANGELIZACION Y CATEQUESIS

 

Objetivo Específico:

 

IMPULSAR EN NUESTRA DIÓCESIS UNA CATEQUESIS EN PROCESOS PARA QUE EL CRISTIANO, CONOZCA, ENTIENDA, CELEBRE Y VIVA SU FE HACIENDO PRESENTE EL REINO DE DIOS Y SEA AUTÉNTICO DISCÍPULO MISIONERO DE JESUCRISTO.

 

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DIMENSIÓN PASTORAL BÍBLICA

 

Objetivo Específico:

 

PROMOVER Y COORDINAR LA ANIMACIÓN BÍBLICA DE LA VIDA PASTORAL, A FIN DE QUE LA SAGRADA ESCRITURA SEA SUSTENTO Y VIGOR DE TODA ACCIÓN PASTORAL, PARA SER DISCÍPULOS Y MISIONEROS DE CRISTO, EN LA DIÓCESIS DE HUEJUTLA, HIDALGO.

 

DIMENSIÓN DE MISIONES

 

Objetivo Específico:

 

ANIMAR Y APOYAR A LOS AGENTES DE PASTORAL EN LAS PARROQUIAS Y FORANÍAS EN SU COMPROMISO MISIONERO 'AD GENTES' O 'INTER GENTES'' CON EL FIN DE CRECER EN LA CONCIENCIA DE SER MISIONERO POR EL BAUTISMO Y SOLIDARIOS CON LA IGLESIA UNIVERSAL, EN ESTRECHA COLABORACIÓN CON LAS OMPE.

 

DIMENSIÓN DE COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE

 

Objetivo Específico:

 

RENOVAR COMUNIDADES VIVAS Y FRATERNAS, REFLEXIONANDO LA REALIDAD DESDE LA PALABRA DE DIOS PARA CONSTRUIR LA IGLESIA QUE TENGA OPCION POR LOS NECESITADOS Y ALEJADOS.

 

DIMENSIÓN PASTORAL EDUCATIVA

 

Objetivo Específico:

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BUSCA PARTICIPAR ACTIVAMENTE EN LOS PROCESOS EDUCATIVOS DE LA DIOCESIS A TRAVES DE LOS EDUCADORES CRISTIANOS,  PARA QUE  VIVAN SU VOCACION, DESDE LA PERSPECTIVA DEL DISCIPULADO MISIONERO UNIDOS A LA COMUNIDAD DIOCESANA, DESDE SU SITIO DE TRABAJO, CON LA MAYOR CALIDAD PROFESIONAL POSIBLE Y CON UNA PROYECCION APOSTOLICA DE SU FE QUE DEJE FRUTOS DE VIDA NUEVA EN NUESTROS NIÑOS Y JOVENES.

 

COMISION MEDIOS DE COMUNICACIÓN

 

Objetivo Específico:

 

IMPULSAR Y FACILITAR LA COMUNICACIÓN ENTRE LOS DISTINTOS ORGANISMOS, COMISIONES DIOCESANAS Y SOCIEDAD EN GENERAL, UTILIZANDO LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN PARA CONTRIBUIR ASÍ A LA EVANGELIZACIÓN Y EXTENSIÓN DEL REINO DE DIOS.

 

COMISION DE PASTORAL LITÚRGICA

 

Objetivo Específico:

 

PROMOVER LA VIDA LITURGICA DE NUESTRA DIOCESIS DE HUEJUTLA, QUE SEA VIVA, CONSCIENTE, FRUCTUOSA, ACTIVA Y COMUNITARIA, CON SU SOLIDA FORMACION, PARA QUE A TRAVES DE LAS CELEBRACIONES DE NUESTRA FE SE IMPULSE A LOS DISCIPULOS Y MISIONEROS AL ENCUENTRO PERMANENTE CON JESUCRISTO.

 

DIMENSIÓN MUSICA SACRA

 

Objetivo Específico:

 

IMPULSAR Y ANIMAR LA MUSICA LITURGICA EN LA DIOCESIS DE HUEJUTLA, FAVORECIENDO LA COMUNICACIÓN ENTRE LOS AGENTES DE PASTORAL Y OFRECIENDO ALTERNATIVAS DE FORMACION Y CRECIMIENTO, PARA DIGNIFICAR LAS CELEBRACIONES LITURGICAS, DE MODO QUE CONTRIBUYA A LA GLORIA DE DIOS Y A LA SANTIFICACION DE LOS HOMBRES.

 

DIMENSIÓN ARTE LITURGICO

 

Objetivo Específico:

 

CUIDAR Y CONSERVAR LA DIGNIDAD Y LA BELLEZA DEL TEMPLO Y DE LOS OBJETOS SAGRADOS EN LA DIOCESIS DE HUEJUTLA.

 

DIMENSIÒN ANTORCHA GUADALUPANA

 

Objetivo Específico:

 

PARTIICIPAR Y PROMOVER EL MOVIMIENTO DE ANTORCHA GUADALUPANA MEDIANTE UNA PREPARACIÓN HUMANA Y ESPIRITUAL QUE FORTALEZCA LA FE PARA DAR TESTIMONIO DE VIDA CRISTIANA.

 

DIMENSIÓN RENOVACION CARISMATICA EN EL ESPIRITU SANTO

 

Objetivo Específico:

 

REAVIVAR LA VIDA EN EL ESPIRITU, PARA DAR TESTIMONIO DE QUE SOMOS HIJOS DE DIOS.

 

 

COMISION DE PASTORAL SOCIAL

 

Objetivo Específico:

 

PROMOVER LA VIVENCIA DEL EVANGELIO DESDE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA CON PROGRAMAS CONCRETOS QUE DEN TESTIMONIO DEL AMOR DE DIOS PARA IR TRANSFORMANDO NUESTRA SOCIEDAD CONFORME AL REINO DE JUSTICIA AMOR Y PAZ.

 

DIMENSIÓN PASTORAL INDIGENA

 

Objetivo Específico:

 

PROMOVER EN LAS COMUNIDADES, FAMILIAS, JOVENES Y NIÑOS UNA FORMACION DE DISCIPULOS Y MISIONEROS DE CRISTO QUE LOS LLEVE A VALORAR, PROMOVER Y ASUMIR LOS VALORES DEL MUNDO INDIGENA, DE TAL MANERA QUE SE DIGNIFIQUE LA VIDA SEGÚN EL EVANGELIO.

 

DIMENSIÓN  PASTORAL DE LA SALUD

 

Objetivo Específico:

 

PROMOVER Y DEFENDER LA VIDA LA VIDA DE NUESTROS PUEBLOS, COMO DISCIPULOS Y MISIONEROS, HACIENDO TALLERES DE MEDICINA TRADICIONAL QUE NOS LLEVEN A LA VIVENCIA DE LO QUE HEMOS RECIBIDO Y HACER MAS PRACTICO Y SENCILLO NUESTRO SERVICIO A LOS ENFERMOS “CATEDRALES DEL ENCUENTRO CON EL SEÑOR JESUS”, AQUÍ EN LA DIOCESIS.

 

DIMENSIÓN CARITAS DIOCESANA

 

Objetivo Específico:

 

RENOVAR LA ACTITUD DE CARIDAD Y VIVIR LOS VALORES DE AYUDA HUMANITARIA AL ESTILO DE JESUS Y DE LAS PRIMERAS COMUNIDADES CRISTIANAS, BAJO EL ESPIRITU SANTO PARA SENSIBILIZAR-PROMOVER-COMPARTIR NUESTRO TIEMPO Y BIENES A LOS MAS NECESITADOS DE LA DIOCESIS DE HUEJUTLA, Y ASI, HACER PRESENTE EL REINO DE DIOS COMO DISCÍPULOS-MISIONEROS.

 

DIMENSIÓN PASTORAL PENITENCIARIA

 

Objetivo Específico:

 

PROMOVER LA EVANGELIZACION Y LA CATEQUESIS DE NUESTROS HERMANOS DIRECTIVOS-CUSTODIOS DE LOS CERESOS DE LA LIMA, JALTOCAN, MOLANGO Y ZACUALTIPAN, APOYANDO SU PROCESO DE CONVERSION Y LA INTEGRACION DE SU PERSONA CON CRISTO, LA IGLESIA, LA FAMILIA Y LA SOCIEDAD.

 

COMISION DE VOCACIONES Y MINISTERIOS

 

Objetivo Específico:

 

PROMOVER  VOCACIONES A LA VIDA CONSAGRADA Y ACOMPAÑAR A LOS LAICOS COMPROMETIDOS, SEMINARISTAS, RELIGIOSAS(OS) Y PRESBITEROS EN LA FORMACION PERMANENTE INTEGRAL, DE TAL MANERA QUE RESPONDAN MEJOR A SU VOCACION DE DISCIPULOS Y MISIONEROS DE CRISTO  EN LA DIOCESIS DE HUEJUTLA.

 

DIMENSIÓN  FORMACIÓN PERMANENTE DEL CLERO

 

Objetivo Específico:

 

FAVORECER  EN EL PRESBITERIO DE LA DIOCESIS LA CONCIENCIA Y EL COMPROMISO.DE LA FORMACIÓN PERMANENTE INTEGRAL, PARA SER LOS PASTORES QUE EL REINO DE DIOS EXIGE.

 

DIMENSIÓN VIDA CONSAGRADA

 

Objetivo Específico:

 

VIVIR, FORTALECER Y COMPARTIR NUESTRO SER Y QUEHACER, EN ESTA DIOCESIS DE HUEJUTLA, PARA QUE INSERTAS EN ESTA REALIDAD COLABOREMOS EN LA PASTORAL DIOCESANA Y SEAMOS SIGNO VISIBLE DEL REINO DE DIOS

.

 DIMENSIÓN VOCACIONAL

 

Objetivo Específico:

 

MOTIVAR A LOS(AS)  JOVENES CON GERMEN VOCACIONAL Y ACOMPAÑARLOS, LOGRANDO UN ENCUENTRO SIGNIFICATIVO CON CRISTO VIVO PARA UNA OPCION RADICAL EN SU SEGUIMIENTO, TRANSMITIENDO LA ALEGRIA DE SER DISCIPULOS MISIONEROS EN NUESTRA DIOCESIS DE HUEJUTLA.

 

DIMENSIÓN SEMINARIO

 

Objetivo Específico:

 

CONFIGURAR VERDADEROS PASTORES A EJEMPLO DE JESUCRISTO, CABEZA Y PASTOR, SIERVO Y ESPOSO DE LA IGLESIA, MAESTRO Y SACERDOTE, PARA EJERCER EL MINISTERIO DE ENSEÑAR, SANTIFICAR Y REGIR AL PUEBLO DE DIOS.

 

COMISION DE FAMILIA-JOVENES-ADOLESCENTES

 

Objetivo Específico:

 

OBJETIVO:PROMOVER E IMPULSAR EN LA DIOCESIS DE LOS VALORES DE LA FAMILIA Y UNA FORMACION INTEGRAL DE JOVENES Y ADOLESCENTES, PARA LOGRAR UNA FAMILIA DIOCESANA QUE VIVA LA PRESENCIA DEL REINO DE DIOS

 

DIMENSIÓN DE PASTORAL FAMILIAR

 

Objetivo Específico:

 

IMPULSAR EN LA DIOCESIS LOS VALORES DE LA FAMILIA, PARA QUE LLEGUE A SER IGLESIA DOMESTICA DENTRO DE UNA PASTORAL ARTICULADA Y JUNTOS ESTABLECER EL REINO DE DIOS

 

 DIMENSIÓN DE PASTORAL JUVENIL

 

Objetivo Específico:

 

PROMOVER Y FORTALECER UNA PASTORAL JUVENIL DIOCESANA CON UNA FORMACION HUMANA Y CRISTIANA, QUE LOS HAGA DISCIPULOS Y MISIONEROS DE CRISTO, BAJO EL ESPIRITU SANTO PARA QUE NOS COMPROMETA A CONSTRUIR UNA SOCIEDAD CON LOS VALORES DEL REINO.

 

MARCO DOCTRINAL DEL PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

 

PASTORAL PROFÉTICA

 

Iluminación

 

      La evangelización es “la misión esencial de la Iglesia… ella existe para evangelizar” (EN, 14). La Iglesia loa sabe, por lo que hace suyas las palabras del apóstol Pablo: “predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!” (1 Cor 9,16).

 

      La evangelización, en sentido estricto, consiste en anunciar la Buena Noticia, por medio de la proclamación del Evangelio y del testimonio cristiano, a los hombres situados históricamente, para que se conviertan y sean liberados. La evangelización, en sentido amplio, se refiere a toda actividad que realiza la Iglesia para hacer presente el Reino de Dios. Por eso, también se dice que la evangelización es una “realidad rica, compleja y dinámica” que no puede encerrarse en una definición “sin empobrecerla e incluso mutilarla” (EN, 17). El objetivo de la acción evangelizadora de la Iglesia es servir al proyecto de Jesús: el Reino de Dios. La Iglesia busca la consecución de este objetivo continuando la acción pastoral de Jesús, a través de los ministerios profético, litúrgico y de caridad.

 

Fuentes de la pastoral profética

 

      Aparecida pone al centro de la evangelización la Palabra viva de Dios; por eso “se hace necesario proponer a los fieles la palabra de Dios como don del Padre para el reencuentro con Jesucristo vivo, camino de auténtica conversión, de renovada comunión y de fraternal solidaridad”. (D. A. 248).

 

      “Este  ministerio profético debe nutrirse de la Palabra de Dios en la Biblia, leída e interpretada en la Iglesia y celebrada en la comunidad” (SD,33); en la Tradición, cuya alma es el Espíritu Santo (LC, 33) y que, con la Sagrada Escritura, constituye los cimientos del pueblo de Dios (LG, 38); y en el Magisterio, “que bajo la asistencia del Espíritu Santo interpreta auténticamente la Tradición y la Escritura” (DV, 10; LC, 38). La pastoral profética supone un proceso: suscitar la fe, hacerla madurar e integrarla en la comunidad donde se vive y actúa. Se realiza a través del primer anuncio o kerigma, la catequesis y la acción profética dentro de la comunidad.

 

Pastoral profética

 

      La pastoral profética tiene como tarea “poner a Cristo en el corazón y en los labios de todos los hombres, a través de la predicación, para que pueden salvarse” (SD, “discurso inaugural”, 5, citando Rm 10, 13-18). La palabra KERIGMA viene del griego keryssein, que significa: proclamar o anunciar. El primer anuncio consiste en anunciar con palabras y hechos las intervenciones salvíficas de Dios en la historia, coronadas por el misterio pascual de la muerte y resurrección de Cristo (Hch 2, 14-39), en orden a suscitar la conversión básica, es decir,  el reconocimiento de Cristo como Señor y la conversión inicial a los valores del Evangelio (CT, 19; DCG, 17).

 

      “Desde la situación generalizada de muchos bautizados en América Latina, que no dieron su adhesión personal a Jesucristo por la conversión primera, se impone, en el ministerio profético de la Iglesia, de modo prioritario y fundamental, la proclamación vigorosa del anuncio de Jesús muerto y resucitado…, raíz de toda evangelización, fundamento de toda promoción humana y principio de toda auténtica cultura cristiana” (SD, 33). La catequesis supone la conversión, fruto  del kerigma, y cuando la conversión no se ha dado o necesita renovarse, la catequesis debe incluir el primer anuncio (SD, 41), para luego profundizar en la fe que nos viene de la Palabra de Dios, de la Tradición, del Magisterio y de la vida misma de la Iglesia.

 

La catequesis

 

      La palabra catequesis viene del griego katejein: hacer resonar, instruir, enseñar oralmente. “consiste en la educación ordenada y progresiva de la fe” (DP, 977); busca el desarrollo de la fe incipiente, fruto del primer anuncio, capacitando básicamente a los cristianos para entender, celebrar y vivir el Evangelio del Reino” (Episcopado Español, La catequesis de la comunidad, 1983, 34).  “Las condiciones actuales hacen cada día más urgente la acción catequética bajo la modalidad de un catecumenado, para un gran número de jóvenes y adultos“ (EN, 44). La catequesis debe ser una de las tareas prioritarias de la pastoral de la Iglesia. En la medida que sea intensificada, se consolidará la vida interna de la comunidad de creyentes y su impulso misionero (CT, 15).

 

      El fin último de la catequesis, como parte de la misión profética de la Iglesia, es conducir a la madurez integral de la fe. Dicha madurez no se logra sólo mediante un curso intensivo de catequesis o en una sola etapa de la vida; es indispensable un proceso gradual y sistemático, por eso, “nuestra catequesis ha de tener un itinerario continuando que abarque desde la infancia hasta la edad adulta, utilizando los medios más adecuados para cada edad y situación” (SD, 49). También es necesario armonizar la catequesis ordenada y sistemática con la catequesis ocasional de los diferentes momentos celebrativos y dolorosos de la vida personal, familiar, parroquial, eclesial y social.

 

      La catequesis debe estar en armonía con las demás formas de pastoral de la Iglesia. Por una parte, la catequesis debe iniciar a la vida de oración personal, litúrgica, comunitaria, misionera y de compromiso social; por eso, es muy importante atender a las dimensiones kerigmática, litúrgica, comunitaria, misionera, social y vocacional de la catequesis (SD, 49-50.80).  por otra parte, las demás acciones pastorales de la Iglesia, bien realizadas, son una verdadera catequesis en cuanto favorecen la profundización viva de la fe (CIC, 6). No podríamos tener madurez cristiana individual y comunitaria sin la catequesis, ni una buena catequesis sin las demás tareas de la pastoral.

 

La acción profética dentro de la comunidad.

 

      La comunidad cristiana es el lugar más propicio, el agente principal y la meta de la catequesis. Es el lugar más propicio porque recibe a los nuevos miembros de la Iglesia y los acompaña a través de los diferentes momentos y etapas de la vida hacia la madurez de la fe (Mensaje del Sínodo de los obispos, 1977, 13; Episcopado Español, 1c., 253.266). Es el agente principal porque toda la comunidad es la responsable de la catequesis, según los diferentes carismas recibidos; y porque es la formadora de los nuevos catequistas (1ª. Semana latinoamericana de catequesis,  Quito, 1982, 13).

 

      Es la meta de la catequesis porque está al servicio de la comunidad eclesial en cuanto que inicia a la vida de comunidad en la escucha de la Palabra de Dios, la celebración de los sacramentos, la vivencia del amor fraterno, el reconocimiento de los carismas, la promoción de los diferentes ministerios y el envío misionero. Además de iniciar a la vida de comunidad, la catequesis fortalece el sentido de pertenencia, el conocimiento y el amor a la Iglesia; un amor que compromete a la renovación de la comunidad eclesial para que resplandezca como signo de la presencia del Reino de Dios entre todos los hombres y que impulsa a ser fermento cristiano en la sociedad (DP, 992).

 

      Además del primer anuncio y de la catequesis, hay otras formas de servicio a la Palabra que, dentro de la comunidad, buscan sostener, profundizar y ayudar a vivir la fe. La Homilía, que es el servicio de la Palabra dentro de la acción litúrgica, proclama las maravillas de Dios en la historia de la salvación, se inspira en los textos sagrados y tiene presentes las necesidades de los oyentes. La teología que consiste en desarrollar la inteligencia de la fe (SD, 33). La profecía, o la función profética, que consiste en iluminar e interpretar los signos de los tiempos, para descubrir en ellos la voluntad salvadora y liberadora de Dios: anuncia la presencia del Reino, denuncia las situaciones que retrasan su crecimiento y alienta el compromiso de los cristianos para establecerlo (DP, 49-61). “Por nuestra adhesión radical a Cristo en el Bautismo nos hemos comprometido a procurar que la fe, plenamente anunciada, pensada y vivida, llegue a hacerse cultura”… y llegue así a “situar el mensaje evangélico en la base de su pensar, en principios fundamentales de vida, en sus criterios de juicio, en sus normas de acción” (SD, 229).

 

      “La evangelización, anuncio del Reino, es comunicación para que vivamos en comunión” (DP, 1063). “Sabemos que nos encontramos en la nueva cultura de la imagen, y que el mensaje evangélico debe inculturarse en esta cultura y llegar así a hacerla expresiva de Cristo, la máxima comunicación” (SD, 279). “Los catecismos son subsidios muy importantes para la catequesis; son a la vez camino y fruto de un proceso de inculturación de la fe” (SD, 49).

 

Los agentes de la pastoral profética

 

      Los agentes de la pastoral profética son: los obispos, los sacerdotes, los religiosos y religiosas y los laicos (DCG, 133; Sínodo, 1977, 14; CT, 62-66). La solicitud por la pastoral profética en general, y en particular por la catequesis, corresponde a todos los miembros de la Iglesia: fieles laicos, religiosos y pastores, según sus carismas y ministerios; a las instituciones como la familia, la escuela católica, la parroquia y la diócesis; a los grupos apostólicos, comunidades eclesiales de base, movimientos y asociaciones (GPC, 70).

 

      Los pastores tienen la obligación “propia y grave” de que la catequesis realmente sea viva, explícita  operativa (CDC, 733). Concretamente la solicitud del obispo por la catequesis se manifestará en transmitir personalmente la doctrina viva, promover la dirección global de la catequesis, suscitar y mantener una buena mística de la catequesis, que se encarne en una organización eficaz (CT, 63). Los sacerdotes como “educadores de la fe”, deben dedicarse personalmente con celo y creatividad a la catequesis. “No permitáis que por una cierta falta de celo… los fieles se queden sin catequesis. Que no se pueda decir: “los pequeñuelos piden pan y no hay quien lo parta” (CT, 64). Los sacerdotes también deben velar por la formación permanente y cualificada de los catequistas.

 

      Los padres de familia son los primeros que tienen la obligación de “formar a sus hijos en la fe y la práctica de la vida cristiana, mediante la palabra y el ejemplo” (CDC, 744, 2). “La educación de la fe por los padres debe comenzar desde la más tierna infancia” (CIC, 2226), de tal manera que inicien a sus hijos en la oración personal y comunitaria, en el amor cristiano y el compromiso social, y trabajen en la formación de la conciencia moral. La catequesis familiar es insustituible y es tan importante, que precede, acompaña y enriquece cualquier otra forma de catequesis (CT, 8.68). La catequesis familiar, más que transmitir contenidos, introduce a sus miembros, y en especial a los pequeños, en un ambiente de vida propio de una familia cristiana.

 

      Los religiosos y religiosas han de tener una esmerada formación catequética según sus propios carismas, y dedicarle al máximo sus capacidades y recursos, con una presencia activa en los proyectos pastorales diocesanos y en estrecha colaboración con los pastores y los laicos (DCG, 115; SD, 93).

 

La formación de agentes            

 

      Para cumplir esta tarea ineludible de la Iglesia que es la predicación de la Palabra en todas sus formas, es absolutamente indispensable la formación de dichos agentes (Rm 10, 14-15); en ella han de poner los pastores su máximo interés (DCG, 110-115; Guía pastoral para la catequesis en México, CEDEC, 1992, 153-165; SD, 240). Se han de cuidar de manera especial los seminarios y casas de formación, puesto que allí se forman quienes han de promover, a su vez, la formación de los demás (CDC, 780; DCG, 110.115; DP, 1003).

 

      La formación de los catequistas es una tarea prioritaria en la pastoral y de máxima importancia para los pastores; dicha formación debe ser integral, adecuada, permanente y en todos los niveles. La Nueva Evangelización nos pide un nuevo estilo de catequistas que, con una renovada espiritualidad, manifiesten la santidad de vida mediante un nuevo ardor apostólico (SD, 32.45.124); catequistas que han optado por Cristo y aceptan en su vida personal y en las estructuras eclesiales, la vida y el estilo desafiante de Cristo pobre (SD, 178); catequistas en formación permanente, con “un sólido conocimiento de la Biblia” (SD, 49), del Magisterio y de la Tradición, capaces de trabajo en equipo, integrados a la comunidad y a la pastoral de conjunto; que sean agentes de comunión y de servicio transformador, insertados en la vida eclesial y social, testigos cualificados, maestros competentes de la verdad, educadores de personalidades humanas y cristianas con visión de futuro, con la alegría y el fervor de los santos, con el ejemplo, la pedagogía y la protección de Santa María de Guadalupe.

 

      Además de la formación de agentes, es urgente tener las estructuras y organizaciones necesarias para realizar adecuadamente la tarea evangelizadora (DCG, 125-126). Cada tarea pastoral, con sus diferentes formas, debe contar con ellas, y con los elementos personales y materiales necesarios que den soporte y dinamismo a su acción (CT, 15). Estas estructuras y organizaciones, como instrumentos al servicio de la acción evangelizadora, son indispensables en las necesidades concretas que el mundo y la misión de la Iglesia plantean (DP, 2779.2828-2829). “Debemos  ser audaces para utilizar los medios que la técnica y la ciencia nos proporcionan, sin poner jamás en ellos nuestra confianza” (SD, 29).

 

PASTORAL LITÚRGICA

 

      La liturgia es el ejercicio del sacerdocio único de Jesucristo, al que está asociada perpetuamente la Iglesia; por esto las acciones litúrgicas no pueden ser superadas, ni en su eficacia, ni en su dignidad, por ningún otra acción de la Iglesia; no se trata de ritos, sino de la acción salvadora que Cristo realiza a través de ellos.

 

Introducción

 

      En la creación el Padre realiza el misterio de su voluntad dando a su Hijo Amado y al Espíritu Santo para la salvación del mundo y para la gloria de su Nombre. Este deseo de su voluntad se ha llevado a cabo principalmente por el misterio pascual. Por eso, en la liturgia, la Iglesia lo anuncia y celebra de una manera principal, ya que por él, Cristo realizó la obra de nuestra redención.

 

      “En efecto, la liturgia, por medio de la cual se ejerce la obra de nuestra redención, sobre todo en el divino sacrificio de la Eucaristia, contribuye mucho  a que los fieles, en su vida, expresen y manifiesten a los demás el misterio de Cristo y la naturaleza genuina de la verdadera Iglesia” SC7

 

      Es por tanto esta necesidad de expresar y manifestar nuestra relación con Dios a través de la Iglesia, la que nos hace crecer en el conocimiento y en la fe, de esta presencia real de Cristo en nuestra vivencia de unidad dentro de nuestra comunidad parroquial, por medio de los sacramentos, para que así lleguemos todos juntos a trascender esta relación a través del tiempo.

 

      La liturgia nos da esa oportunidad de servir a imagen del Señor, el único Liturgo, al participar del sacerdocio de Cristo (culto), de su condición profética (anuncio) y de su condición real (servicio de caridad).

 

      La fe vivida a través de la dimensión social del Evangelio, es celebrada en y por la Liturgia que, por su parte, motiva para seguir viviendo toda la fe en toda la vida.

 

      La Pastoral Litúrgica exige interrelación y colaboración de los miembros de la comunidad en todos sus niveles. Para conseguir lo anterior, es necesario que se comprenda el verdadero sentido de esta pastoral, ya que por Liturgia se ha entendido frecuentemente una serie de ritos, pero su comprensión debe ir más allá.

 

      La liturgia es el ejercicio del sacerdocio único de Jesucristo, al que está asociada perpetuamente la Iglesia; por eso las acciones litúrgicas no pueden ser superadas, ni en su eficacia, ni en su dignidad, por ninguna otra acción de la Iglesia; no se trata de ritos, sino de la acción salvadora que Cristo realiza a través de ellos.

 

      El contenido fundamental de toda acción litúrgica, será siempre el misterio pascual. El Cristo Glorioso, es quien  se hace presente en la celebración litúrgica.

 

      El Año Litúrgico es la ordenación que la Iglesia hace del tiempo a lo largo del año para celebrar los misterios del Señor. En el Año Litúrgico, principalmente durante el tiempo ordinario, la Iglesia celebra, además, a la Santísima Virgen y a los mártires y santos. La razón de ser de estas celebraciones, es su incorporación al Misterio Pascual: se celebra lo que Cristo ha hecho en ellos, y se nos proponen como modelos en el seguimiento de Cristo.

 

      El domingo es el día del Señor; se trata del día de la Resurrección de Jesucristo, por esto se le llama también, la Pascua semanal. La celebración eucarística debe ser el centro del domingo para los bautizados, el día del Señor se convierte en día de la iglesia, sacramento de unidad.

 

      El obispo es el administrador de la gracia del supremo sacerdocio, es el principal administrador de los misterios de Dios en su diócesis y es el liturgo de la Iglesia Particular.

 

      Los párrocos deben esforzarse para que la Eucaristía sea el centro de la comunidad parroquial y para que los fieles participen del sacramento de la Reconciliación.

 

      Los laicos tienen, por el bautismo no por “concesión del clero”, el deber de ejercer su sacerdocio común, sin apartarse de sus compromisos en y con la sociedad.

 

      La liturgia de las Horas es patrimonio de la comunidad eclesial, por esto los fieles deben de tener oportunidades de participar de la oración oficial de la Iglesia.

 

 

PASTORAL SOCIAL

 

      La expresión doctrina social se remota al Papa Pìo XII y señala el cuerpo doctrinal cuyos temas son de relevancia social que, a partir de la encíclica Rerum Novarum” del Papa Leòn  XIII, se ha desarrollado en la Iglesia a través del Magisterio de los romanos pontífices y de los obispos en comunión con ellos.

 

      La solicitud social no ha t3enido inicio con este documento porque la Iglesia siempre ha mostrado interés por la sociedad; sin embargo, la encíclica “RerumNovarum” habre un nuevo camino de enseñanza en el campo social.

 

      Este patrimonio cultural tiene sus raíces en la Sagrada Escritura, especialmente en el Evangelio y en os escritos apostólicos, y ha tomado mayor forma a partir de los padres de la Iglesia y de los grandes Doctores del Medioevo, constituyendo una doctrina en la cual la Iglesia se ha ido reconociendo progresivamente.

 

      La Rerum Novarum”, primera encíclica social, enumera los errores que provocan el mal social, excluye el socialismo como remedio y expone la doctrina  social sobre el trabajo; sobre el derecho de propiedad; sobre el principio de colaboración contrapuesto a la lucha de clases como medio fundamental para el cambio social; sobre el derecho de los débiles; sobre la dignidad de los pobres; sobre el derecho a tener asociaciones profesionales.  El tema central de la encíclica es la Instauración de un orden social justo, en vista del cual se deben identificar los criterios de juicio que ayuden a valorar los ordenamientos socio-político existente y a proyectar líneas de acción para su transformación.

 

      A principios de 1930, el Papa Pìo XI publica la encíclica “Quadragèsimoanno”, para conmemorar los cuarenta años de la “RerumNovarum”. La encíclica advierte la falta de respeto a la libertad de asociación y confirma los principios de solidaridad y de colaboración para superar las contradicciones sociales. Las relaciones entre capital y trabajo  deben estar bajo el signo de la cooperación. La “Quadragèsimoanno” manifiesta que el salario debe ser proporcionado no sólo a las necesidades del trabajador, sino también a las de su familia. El  Estado, en las  relaciones con el sector privado, debe aplicar el principio de subsidiaridad, principio que se convertirá en un elemento permanente de la doctrina social. La encíclica rechaza el liberalismo entendido como ilimitada competencia entre las fuerzas económicas, a la vez que reafirma el valor de la propiedad privada, insistiendo en su función social. El Papa Pìo XI promovió un mayor conocimiento y aplicación de la ley moral reguladora de las relaciones humanas, para superar el conflicto de clases y llegar  a un nuevo orden social basado en la justicia y en la caridad.

 

      El Papa Pìo XI, con la encíclica “Non Abbiamo Bisogno, del 29 de Junio de 1931, protestó contra los atropellos del régimen fascista en Italia. En 1937 publico la encíclica “Mit Brennender Sorge”, sobre la situación de la iglesia católica en el Reich alemán. El papa se dirige a los sacerdotes, a los religiosos y a los fieles laicos, para animarlos y llamarlos a la resistencia, mientras no se restablezca una verdadera paz entre la Iglesia y el Estado. En 1938, ante la difusión del antisemitismo, Pìo XI afirmó: “Somos espiritualmente semitas”.  Con la encíclica “DiviniRedemptoris”,  Pìo XI, criticó el comunismo e indico  como medios principales para poner remedio a los males producidos por éste, la renovación de la vida cristiana, el  ejercicio de la caridad evangélica, el cumplimiento de los deberes de justicia a nivel interpersonal y social en orden al bien común.

 

      Los Radiomensajes navideños del papa Pìo XII, junto a otras de sus importantes intervenciones en materia social, profundizan la reflexión magisterial sobre un nuevo  orden social, gobernado por la moral y el derecho, y centrado en la justicia y en la paz. El papa, pone su atención en las agrupaciones profesionales y empresariales, llamadas a participar en la consecución del bien común.

 

      En 1960, el beato Juan XXIII, en la encíclica “Mater et Magistra”, da un nuevo paso adelante en el proceso de compromiso de toda la comunidad cristiana. Las palabras clave de la encíclica son comunidad y socialización: la Iglesia está llamada a colaborar con todos los hombres y las mujeres en la verdad, en la justicia y en el amor, para construir una auténtica comunión, no solo satisfaciendo sus  necesidades, sino también promoviendo su dignidad.

 

      Con la encíclica “Pacem in Terris”,  Juan XXIII, hace la reflexión sobre los derechos humanos; es la encíclica de la paz y de la dignidad de las personas. Subraya la importancia de la colaboración entre todos.

 

      La Constitución pastoral “Gaudium et Spes” del Concilio Vaticano II, refleja una nueva concepción de ser comunidad de creyentes y pueblo de Dios. Esta Constitución señala el rostro de una Iglesia realmente solidaria del género humano y de su historia, que camina con toda la humanidad. A mismo tiempo, enseña que la sociedad, sus estructuras y su desarrollo deben tener como finalidad consolidar y desarrollar las cualidades de la persona.

 

      Otro documento del Concilio Vaticano II, también muy importante en la doctrina social de la Iglesia es la declaración “DignitatisHamanae”, en el que se proclama el derecho a la libertad religiosa.

 

      Pablo VI, en la encíclica “Populorum Progressio”, afirma que el desarrollo es el nuevo nombre de la paz. El documento indica las características de un desarrollo integral del hombre y de un desarrollo solidario de la humanidad. El papa presenta el desarrollo como el paso de condiciones de vida menos humanas a condiciones de vida más humanas. Este paso no se reduce a las dimensiones económicas y técnicas, sino que exige, para toda persona el derecho de la cultura, el respeto de la dignidad de los demás, el reconocimiento de los valores supremos y de Dios, que de ellos, es la fuente y el fin.

 

      En esta actitud, Pablo VI instituye la Pontificia Comisión “Iustitia et Pax”, que es un organismo universal de la Iglesia que tiene como función estimular a la comunidad  católica para promover el desarrollo de los países pobres y la justicia social internacional. Por iniciativa de Pablo VI, a partir de 1968, la Iglesia celebra el primer día del año la  Jornada Mundial de la Paz.

 

      A principios de 1970, Pablo VI retoma la enseñanza social del Papa Leòn XIII y la actualiza, con ocasión del octogésimo aniversario de la “RerumNovarum”, en la Carta apostólica “OctogesimaAdveniens”. El Papa reflexiona sobre la sociedad postindustrial con todos sus problemas complejos; la insuficiencia de las ideologías para responder a estos desafíos: la urbanización, la condición juvenil, la situación de la mujer, la falta de empleo, la discriminación, la emigración, el incremento demográfico, la influencia de los medios de comunicación social, el medio ambiente.

 

      A los 90 años de la “RerumNovarum”, Juan Pablo II, dedica la encíclica “LaboremExercens” al trabajo, como bien fundamental para la persona. Esta encíclica expresa la espiritualidad y la ética del trabajo. El trabajo debe ser entendido no sólo en sentido objetivo y material, sino también en su dimensión subjetiva, en cuanto actividad que es siempre expresión de la persona. En el trabajo debe realizarse la vocación natural y sobrenatural de la persona.

 

      Con la encíclica “SollicitudoreiSocialis”, Juan Pablo II, conmemora el vigésimo aniversario de la “PopulorumProgressio”. La encíclica hace la distinción entre progreso y desarrollo, y afirma que el verdadero desarrollo no puede limitarse a la multiplicación de los bienes y servicios, sino que debe contribuir a la plenitud del ser del hombre. Juan Pablo II expresa que la paz es fruto de la solidaridad.

 

      A los 100 años de la “RerumNovarum “, Juan Pablo II, promulga su tercera encíclica social, la “CentesimusAnnus”. Juan Pablo II expresa que la enseñanza social de la Iglesia camina en la reciprocidad entre Dios y el hombre: reconoce a Dios en cada hombre y cada hombre en Dios es la condición de un auténtico desarrollo humano.

 

Conclusión:

 

      En la elaboración y enseñanza de la doctrina social, la Iglesia muestra no un fin teórico, sino un fin pastoral, cuando constata las repercusiones de los cambios sociales en la dignidad de hombres y mujeres en contextos en los que se busca con insistencia un orden temporal más perfecto, sin que avance paralelamente el mejoramiento espiritual. Por esta razón se ha constituido y desarrollado la doctrina social: un “cuerpo” doctrinal renovado, que se va articulando a medida que la Iglesia, lee los hechos, signos de los tiempos, asistida en la plenitud de la Palabra revelada por Jesucristo con la fuerza del Espíritu Santo (Jn 14, 16.26; 16,13-15).

VOCACIONES Y MINISTERIOS

 

Vida Consagrada

 

      “La Vida Consagrada, don del Espíritu Santo a su Iglesia”. Sabemos que la vida consagrada, como don del Espíritu Santo a su Iglesia y que pertenece a la vida íntima y la santidad de la Iglesia, nos pide dar un testimonio auténtico de entrega.

 

      Queremos ser signo profético del valor supremo de la comunicación con Dios entre los hombres y testimonio de que el mundo no puede ser transfigurado ni ofrecido a Dios sin el Espíritu de las Bienaventuranzas.

 

      Queremos profundizar más en nuestro ser y quehacer en la Iglesia, reinterpretando los carismas en el contexto de las nuevas necesidades y de la inserción en el conjunto de la pastoral diocesana.

 

      Creemos que la Vida Consagrada con su testimonio hace presente en el mundo la fuerza del Evangelio y manifiestan la santidad de la Iglesia.

Reconocemos que debemos vivir nuestra consagración religiosa con una expresión alegre y manteniendo un mensaje de vida que pueda entrar en el corazón de los hombres y mujeres el sentido y el deseo de lo eterno.

 

      Deseamos que la pastoral orgánica diocesana integre nuestros carismas y valores.

 

      Queremos encontrar en todas las comunidades religiosas, disponibilidad y apertura desde su propio carisma, hacia el plan de pastoral y que exista una mayor comunicación e intercambio entre agentes de pastoral y religiosas.

 

      Sabemos que los consejos evangélicos tienen una profunda dimensión pascual, ya que supone una identificación con Cristo en su muerte y resurrección. En la vivencia de esto valores irradiaremos los valores del Reino, glorificaremos a Dios, animaremos la comunidad eclesial e interpelaremos a la sociedad.

 

      Queremos dar testimonio de pobreza, como anuncio de nuestra donación a Dios y denuncia de quienes sirven al dinero y al poder. Espíritu de pobreza que nos lleve a poner efectivamente al servicio de los demás los bienes que tenemos. 

 

      Queremos dar testimonio de castidad, como presencia del amor de Cristo, viviendo en la entrega a Dios  a nuestros hermanos los pobres. Espíritu de castidad que sea un testimonio de los valores del Reino por los cuales hemos optado y dedicado la vida entera.

 

      Queremos dar testimonio de obediencia, como expresión de la comunión con la voluntad salvífica de Dios, en total actitud de disponibilidad y denuncia de todo proyecto histórico que no haga crecer al hombre en su dignidad de Hijo de Dios.

 

 

 

Formación permanente integral del sacerdote

 

      Como todo ser humano, el sacerdote es sensible a la exigencia de desarrollo, a este llamado de la Naturaleza a “ser más”. Para el sacerdote existe, además, la necesidad de crecer como tal, basada en su específica identidad, vocación y misión. Tal crecimiento requiere de una Formación Sacerdotal Permanente (P.O. 14.22; PDV 70).

 

Identidad, vocación y misión del sacerdote

 

      Una sana y posta Formación Permanente implica tener una clara conciencia de quién se es (Identidad), a que se está llamado (vocación)  hacia dónde se es proyectado, teniendo en cuenta que vivir en comunión es la meta de toda vida realizada (misión). La identidad no puede reducirse a su imagen, ya se física, psicológica o social. Cuando esto sucede, se pasa ´por alto el elemento más decisivo, para la identidad sacerdotal: el amor y la misericordia de Dios, única explicación del ser sacerdotal.

 

      En cambio, la verdadera identidad sacerdotal tiene su fuente en la Santísima Trinidad: El Sacerdocio nace del amor  del  Padre, de la gracia de Jesucristo y del don de la unidad del Espíritu Santo. La vida  y el ministerio del Sacerdote son continuación de la vida y de la acción del mismo Cristo; de esta manera, su identidad verdadera consiste en ser una continuación del mismo Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: el sacerdocio de Cristo constituye la única fuente  el modelo insustituible de nuestro sacerdocio.

 

      Somos, en la Iglesia y para la Iglesia, una representación Sacramental de Cristo Cabeza y Pastor. Esta es nuestra identidad, y nuestra verdadera dignidad, la fuente de nuestra alegría, la certeza de nuestra vida (PDV 12. 15. 16. 18). De tal identidad y vocación se  desprende la misión de actuar “en persona de Cristo Cabeza”, participando de un modo específico de la misión de Cristo Cabeza y Pastor. (PDV 18. 13 16. 17. 37)

 

 

Sacramento del orden, caridad pastoral y formación permanente

 

La formación permanente encuentra su propio fundamento y su razón de ser original en el dinamismo del Sacramento del Orden, pues es mediante la consagración como el sacerdote se configura con Cristo en cuanto Cabeza y Pastor de la Iglesia (PDV 20.21).

 

      De esta manera, la Formación Permanente viene a ser una exigencia inherente al don del ministerio sacerdotal recibido. Por eso todo sacerdote está llamado a la formación permanente en razón del “don de Dios”. (cfr. 1Tim 4, 14-16; 2 Tim 1,6) que ha recibido con la ordenación sagrada, a fin de vivirlo con renovado amor y fidelidad. Siendo esta vivencia don de la Gracia, debemos comprender que la formación permanente es obra conjunta de nuestra decisión humana libre y consciente, y de la caridad que infunde en nosotros el Espíritu Santo y que es participación de aquella Caridad con la que Cristo Buen Pastor, da la ida por sus ovejas. La Caridad pastoral es el alma de la Formación Permanente (PDV 22. 70).

 

      La caridad Pastoral es la participación de la de Cristo mismo. Es la virtud que anima al presbítero en cuanto configurado con Cristo Cabeza  Pastor. Es un Don de Dios y una tarea a realizar. El contenido de esta caridad es la  total e ilimitada donación de si mismo a la Iglesia. Esta  Caridad tiene su fuente especifica en el Sacramento del orden, pero encuentra su expresión plena y su alimento en la Sagrada Eucaristía, centro  y raíz de toda vida sacerdotal, de suerte que el sacerdote se esfuerce en reproducir en sí mismo lo que hace sobre el ara del Sacrificio, o sea, el don total de Cristo a su Iglesia. Esta Caridad necesita ser cultivada, intensificada y profundizada en la vida del sacerdote para que éste viva  una comunión cada vez más profunda con los sentimientos y actitudes de Cristo pastor. Esto es función de la Formación permanente. (PDV 21-13. 57.58).

 

Consagración y ministerios permanentes:

 

Formación permanente

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      El Sacerdote, configurado con Cristo Cabeza y Pastor de la Iglesia, es enviado de forma permanente, como permanente es su consagración. La formación Permanente es, en este sentido, la respuesta fiel  continua al llamado constantemente renovado del Maestro, hasta la muerte, identificándose, con la fidelidad al ministerio sacerdotal, que brota de una continua conversión. Es un compromiso con Cristo, en coherencia con el propio ser sacerdotal  y compromiso de amor y de justicia con el pueblo de Dios. Su finalidad es hacernos cada día más conscientes, estar mejor preparados y realiza cada vez con mayor fidelidad y eficacia el ministerio que nos configura a Cristo Pastor y nos hace participar de su misión. (PDV 42. 70. 73)

 

 

Dimensiones de la formación permanente:

 

HUMANA           ESPIRITUAL        PASTORAL          INTELECTUAL

 

Formación permanente en cualquier edad y situación

 

Organización    3 grupos generacionales

 

El seminario, comunidad eclesial de formación sacerdotal

 

      La Iglesia es continuadora de la Misión de Cristo (cfr. DA 30-32) a través de la multiplicidad de carismas y ministerios que el Espíritu otorga libremente a quién Él desea (cfr. 1Co 12,12), por ello, “tiene el deber  el derecho propio y exclusivo, de formar a aquellos que se destinan a los ministerios sagrados” (CIC 232).

 

      Para iniciar el camino de formación de los futuros presbíteros, el Espíritu ha suscitado la institución de los seminarios, comunidades eclesiales que reviven la experiencia de los apóstoles reunidos en torno a Jesús Resucitado (cfr. A. n. 316; OT 4; PDV 60).

 

      Así, el seminario es una comunidad educativa animada y guiada por el obispo donde los convocados reviven en la Iglesia la experiencia vital y formativa de la comunidad apostólica. Esta experiencia eclesial tiene como finalidad proporcionar una formación estrictamente sacerdotal orientada a la configuración con Cristo Buen Pastor.

 

      El seminario, para alcanzar este fin, ofrece una formación inicial, integral y gradual a fin de favorecer el pleno desarrollo de la personalidad humana, cristiana y sacerdotal de los candidatos al sacerdocio, a través de una esmerada formación humana, espiritual, intelectual y pastoral  (cfr. DP 875; PDV 61; DA 319).

 

      Además, el seminario tiene personalidad jurídica; por lo tanto, debe erigirse canónicamente, y su representante es el rector (cfr. CIC 238)

 

DIMENSIONES DE LA FORMACIÓN

 

      La formación de los futuros sacerdotes persigue la madurez de los mismos (cfr. DA 319) a través de la interacción dinámica de las dimensiones humana, espiritual, académica y pastoral en la vida del seminarista.

 

DIMENSIÓN HUMANA

 

      La formación humana es el fundamento indispensable de toda formación sacerdotal. El seminario procura la formación gradual de los hombres responsables y equilibrados, capaces de obrar libremente, ecuánimes, aptos para tomar decisiones bien ponderadas, virtuosos y disciplinados, que se esfuercen por reflejar en sí mismos la perfección humana que brilla en el Hijo de Dios hecho hombre y que se transparenta en su actitudes, a fin de que sirvan de puente y no de obstáculo a los demás en el encuentro con el Redentor del hombre, Jesucristo (cfr. OT 11; PDV 43; DA 321 y 322).

 

      Sin una adecuada Formación Humana, toda formación Sacerdotal estaría privada de su fundamento necesario. El candidato al Sacerdocio esta llamado por Dios a una justa, necesaria madurez y realización de sí mismo.

 

Objetivo específico:

 

      Que el seminarista, con su participación responsable, el diálogo y el acompañamiento de los formadores, adquiera la perfección humana que brilla en el Hijo de Dios, cabeza y pastor, para que la transparente con singular eficacia en su actitudes hacia los demás.

 

DIMENSIÓN ESPIRITUAL

 

      La formación Espiritual se propone educar en la relación y comunión con Dios y con los semejantes. La vida espiritual del que se prepara para este ministerio está dominada por la búsqueda de Jesús en los Sacramentos de la Iglesia y así llegar a la estatura de la nueva vida en Cristo (cfr. DA 281). Dicha formación necesita ser asumida como un proceso orientado al crecimiento y madurez integrales del seminarista-como hombre, como cristiano y como futuro sacerdote.

 

Objetivo específico:

 

      Que los  alumnos se identifiquen con Cristo, Cabeza de la Iglesia, profeta, sacerdote y servidor, a través de un seguimiento radical a su persona y a su Evangelio, bajo la guía del Espíritu Santo, persuadidos de que el ministerio pastoral, fiel e incansablemente cumplido, será la fuente primera de su santificación.

 

DIMENSIÓN ACADÉMICA

 

      La formación intelectual es exigida por la misma naturaleza del ministerio ordenado. El mismo exige un crecimiento interior, y el desarrollo de la actitud pastoral ante los retos de la Nueva Evangelización en la perspectiva del Tercer Cristiano. La formación intelectual debe estar en armónica y constante relación con el crecimiento humano, espiritual y pastoral como una pasión por la verdad y capaz de establecer un diálogo evangelizador.

 

Objetivo específico:

 

      Adquirir un conocimiento amplio y sólido de las ciencias sagradas y de una cultura general en consonancia con nuestro tiempo, para anunciar adecuadamente el Evangelio al hombre de hoy y entrar en diálogo con la cultura actual (cfr. CIC 248).

 

DIMENSIÓN PASTORAL

 

      Esta dimensión constituye un punto fundamental en la vida del futuro Sacerdote, de ella dependerá en gran éxito de la labor apostólica, por eso la dimensión pastoral unida a las otras ha de realizarse de manera integral sin descuidar alguna de ellas.

 

Objetivo específico:

 

      Formar verdaderos pastores de almas, a imagen de Jesucristo, cabeza, pastor, siervo y esposo de la Iglesia.

 

PASTORAL JUVENIL

 

      El Dios de la vida que ha creado todas las cosas y acompaña a todas sus creaturas a lo largo de su existencia, ha tenido la iniciativa de hacerse presente en el caminar y en la vida de los jóvenes. No quiere dejarlos solos, especialmente en las situaciones más difíciles o cuando creen que estar más alejados. Precisamente en esos momentos, su presencia se hace más visible y cercana.

 

      El relato bíblico de Jacob lo asegura. Escapando de su hermano Esaú y volviendo a su tierra en busca de nuevas posibilidades para rehacer y realizar su vida, tuvo un sueño que lo transformó y lo hizo un hombre nuevo, convencido de la presencia y de la cercanía de Dios en su camino. Sus palabras a Jacob son las que vuelve a repetir hoy a los jóvenes: “Estoy contigo. Te protegeré a donde vayas. No te abandonaré” y las que hacen reconocer a Jacob que “realmente Yahvé está en este lugar y yo no lo sabía” (Gen 28,10).

 

      Es un  Dios vivo y verdadero que apuesta por la vida, actúa contra todo lo que la amenaza o la destruye y llama a optar siempre por ella: “Te he ofrecido en este día la vida o la muerte, la bendición o la maldición… elige la vida, para que vivas tú y tu descendencia, amando a Yahvé, escuchando su voz y uniéndote a él, pues en eso está tu vida y la duración de tus días” (Deut. 30,15-20).

 

      La falta de libertad, la fragmentariedad de la vida, la falta de educación y de atención a las necesidades fundamentales a que se ven enfrentados muchos jóvenes, como víctimas del pecado social de un sistema que los considera una estadística y no personas, son también signos de la pobreza. Como los pobres, muchos jóvenes sufren en carne propia la exclusión social y consecu8encias de la creciente brecha entre ricos y pobres. La experiencia del éxodo muestra que Yahvé escucha el clamor de su pueblo (Ex 3,7) y está dispuesto a hacerse presente para salvarlo de la esclavitud de Egipto y hacerlo protagonista de su propia liberación. El Dios de la vida quiere que los jóvenes y los pobres sean hoy los nuevos actores de la historia y una fuerza transformadora de su entorno.

 

      Esta presencia de Dios en el caminar y en la vida de los jóvenes es un llamado para que sean protagonistas de su plan de salvación, para que descubran su identidad de hijos de Dios y respondan comprometiéndose con el proyecto que tiene para su pueblo. Así podrán ir construyendo sus vidas junto con las de todos los demás llamados a caminar hacia el cumplimiento de la promesa. No se trata  de un protagonismo triunfalista, sino de un protagonismo de servicio a la vida como don de Dios.

 

 

Jóvenes protagonistas: pastoral juvenil

 

      Los jóvenes llamados por Dios para ser protagonistas de momentos importantes de la historia de la salvación, vivieron en una sociedad que les daba poca participación, donde les era muy difícil expresarse y ser escuchados: “si eres joven, habla solo cuando sea necesario” (Ecl 32,7). Generalmente, no eran considerados más que la mano de obra casi siempre gratuita y muchos de ellos fueron víctimas de los conflictos y de las guerras entre naciones vecinas:” ¡Escuchen pueblos todos y contemplen mi dolor: mis jóvenes han sido llevados cautivos… Ya no se escuchan sus canciones juveniles! ” (Lam 1,18; 5,14). Sin embargo, fueron capaces de responder y cumplir la misión que se les confiaba.

 

      Los jóvenes que Dios llama hoy a ser protagonistas de las luchas de su pueblo, tampoco escapan a los problemas y sufrimientos del mismo. Sus actitudes de valentía, fidelidad, amor y generosidad se entremezclan muchas veces con actitudes de miedo, duda, egoísmo, tentación de abandono y postergación.

 

      “Numerosos jóvenes de hoy desean ser protagonistas de la evangelización y artífices de la renovación social… Hay que orientar sus cualidades y su capacidad creativa hacia el objetivo más elevado que puede atraerlos y entusiasmarlos: el bien de la sociedad, la solidaridad con todos los hermanos, la difusión del ideal evangélico de vida y de compromiso concreto en bien del prójimo y la participación en los esfuerzos de la iglesia para favorecer la construcción de un mundo mejor”. Es por eso que la iglesia le encomiendo a la pastoral juvenil acompañar a los jóvenes y formarlos para que sean fermento y factor de cambio en el mundo.

 

      La palabra Pastoral se deriva de la palabra “Pastor”, por tanto podemos decir que PASTORAL ES LA ACCIÓN DEL PASTOR. Jesús se da a si mismo este título “yo soy el buen pastor” (Jn 10, 11). Cristo  es maestro, pastor y pontífice”. Con el término pastoral no referimos al conjunto de acciones de la comunidad eclesial que, animada por la práctica de Jesucristo sacerdote y pastor, busca construir el reino de dios en las situaciones concretas de la vida delos hombres. Los jóvenes debemos formarnos como discípulos de Jesucristo para posteriormente ser apóstoles, es decir ser colaboradores del pastor.

 

      Tomando en cuenta lo que menciona aparecida sobre que la educación católica procura transformar mediante la fuerza del evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los pintos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de la vida de  la humanidad que están en contraste con la palabra de Dios y el designio de salvación. Entendemos entonces por pastoral de juventud; toda acción organizada de la iglesia para acompañar a los jóvenes a descubrir, seguir y comprometerse  con Jesucristo y su mensaje para que, transformados en hombres nuevos, e integrando su fe y su vida, se conviertan en protagonistas.

 

 

PASTORAL FAMILIAR

 

      Para fundamentar la Pastoral Familiar, es necesario recordar que "La alianza matrimonial por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor, a la dignidad de sacramento entre bautizados"

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      La Revelación nos enseña que el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, es la pareja humana, e incluye a la mujer y al varón (Gen 1,26ss). Sin embargo, el pecado original causó estragos en la humanidad naciente; por esto afectó las relaciones familiares. No obstante lo anterior, en el Antiguo Testamento, se encuentran matrimonios dignos de ser admirados: hogares unidos por un amor profundo (1 Sam 1,8), fidelidades que duran más allá de la muerte (Jdt 16,22), y enseñanzas sabias sobre el lugar de la mujer en el matrimonio (Prov 31, 10-31)

 

      El mismo Dios es el autor del matrimonio, por esta razón la Iglesia ve en la comunidad conyugal y familiar la posibilidad de la salvación de la persona y de la sociedad.

 

      Como Iglesia hemos heredado del Señor y conservamos una doctrina sobre el matrimonio, en la que sobresalen sus propiedades: la unicidad y la indisolubilidad y sus fines: la procreación y la ayuda mutua. Por lo tanto la Iglesia, siempre preocupada por mantener y fomentar los valores humanos y cristianos,  no deja de trabajar y preocuparse a ejemplo de Jesús el Buen Pastor por esta institución llamada familia.

 

      La Pastoral Familiar es una de las acciones que desarrolla la Iglesia, para apoyar a las familias en el cumplimiento de su misión, a partir de la propia experiencia de comunión familiar y de comunidad salvada y salvadora.

 

      Los agentes de Pastoral Familiar son, ante todo, la familia como objeto y sujeto de esta pastoral, el obispo como primer responsable de la diócesis; los presbíteros colaboradores del obispo, los diáconos y todos los seglares y miembros de la vida consagrada.

 

      La vida espiritual de la familia encuentra su mejor apoyo en la práctica del sacramento de la Reconciliación, en la participación de la Eucaristía, en la oración en comunidad y en las obras de caridad.

 

      El Santo Padre ha querido recordarles a los esposos que ellos también son partícipes de la vocación universal a la santidad. El llamado a la santidad implica asumir el compromiso bautismal y vivir el Sermón de la Montaña.

 

      Con relación al tema de la procreación, las familias mismas deben ser cada vez más conscientes de las exigencias de una paternidad responsable que esté de acuerdo con el magisterio de la Iglesia; de la atención debida a los hijos y participar más en la Iglesia y en la sociedad civil para promover sus derechos.

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